martes, 30 de octubre de 2012

Bitácora 10




Reescritura texto de Clarise Lispector

Él ingresó tarde en el restaurante. Por cierto, hasta entonces se tenía ocupado de grandes negocios. Alcanzaría tenerunos sesenta años, era alto, corpulento, de cabellos blancos, cejas espesas y manos potentes. En un dedo el anillo de sufuerza. Se colocó amplio y sólido.Lo dilapidé de vista y mientras almorzaba ojee de nuevo a la mujer delgada, la del sombrero. Ella comía con la boca llenay le centelleaban los ojos oscuros.

En el momento en que yo transportaba el tenedor a la boca, lo vi. Ahí estaba, con los ojos cerrados consumiendo pan convigor, mecánicamente, los dos puños cerrados sobre la mesa. Continué almorzando y observando. El camarero acomodaba platos sobre el mantel, pero el viejo tenía los ojos cerrados. A un gesto más vivo del camarero, él los apretó tanbruscamente que ese mismo movimiento se significó a las grandes manos y un tenedor desapareció.El camarero suspiró palabras amables, ladeándose para recogerlo; él no manifestó. Porque, ahora despierto, sorpresivaEl camarero suspiró palabras amables, ladeándose para recogerlo; él no manifestó. Porque, ahora despierto, sorpresivalleaba el bistec con un costado del tenedor, casi lo curioseaba, agitando la boca de antemano. E intentaba a fragmentarlocon un movimiento inútilmente vigoroso de todo el cuerpo. En breve cogía un trozo a cierta altura del rostro y, como situviera que pescarlo en el aire, lo tuvo en un impulso de la cabeza.

Bitácora 9




Exposición dolor exquisito
Sophie Calle

Llegué al museo, confieso que no con mucha emocióny pensando en cómo salir lo más rápido posible de ahípero nunca imaginé que una fibra importante en miinterior estaba a punto de ser tocada.Sophie Calle relataba con fotos una historia de amor,o dolor según se mire, que había vivido mientras vivía Japón. 
Fue realmente inesperado el final deaquella historia, no sé si para cada espectador tuvo lamisma importancia, pero dentro de mí sentí como lahistoria de una desconocida podía semejarse tanto aaquello que sentía entrañablemente. Me sentí ciegaescuchando las olas retumbar en mis oídos comoaquellos personajes que Sophie presentaba aquel díaen algunos videos, ciega por un recuerdo que inundómi ser apenas comprendí la magnitud de la pérdida deaquella autora.
 Ese día sencillamente me conecte inesperadamentecon un ser que vivió aquel dolor tan semejante a dejara tras un amor verdadero sin apenas notarlo.

Bitácora 6


 SUSAN SONTAG - CUBISMO


Susan Sontag de ende el arte más allá del contenido y lo que quiere lograr es traducir a través del arte, donde cada mente es consiente de ilustrar diferentes códigos y donde podemos observar que tanto en los textos como en una imagen hay un signi cado propio del autor y una exigencia de quien se detiene o debe leerlo. En este cuadro hay varios
elementos por ver y analizar, por interpretar de una u otra manera, donde cada mente encuentra el sentido y la esencia que tienen como n un sentido que logra romper barreras y descubrir verdades desde lo que quiere mostrar el autor y lo que resulta entender el lector, la interpretación de lo visual o lo textual como cita Susan Sontag, es la manera de vengarnos y recrear las cosas con nuestros porpios ojos desde la critica.

En este cuadro de la Guernica en principio podríamos irnos a lo literal, que simplemente Picasso trazó unas formas especí cas con la tendencia del cubismo. Este cuadro nos produce intriga, desesperación y un caos constante que se vive en una sociedad, lo que muchos hablan y pocos ven, lo que pocos ven y muchos viven en carne propia, donde el pueblo muere por inventos su propia creación, agoniza y es donde se crean fantasmas de angustia que rondan día a día sin compasión.

Cada elemento está puesto allí con un sentido para el artista. Existen dos o más interpretaciones de este cuadro que nos dicen que es una de las obras más importantes en el arte contemporáneo y que ha sido objeto de muchos análisis “En la interpretación histórico-política las guras del Guernica
podrían interpretarse de la siguiente manera. La mujer quemándose representaría el dolor de la población civil indefensa, que sufre los efectos de las bombas incendiarias. La mujer que escapa corriendo de las bombas representaría la población civil, impotente e indefensa, que sólo puede huir.
 
La mujer que asoma la cabeza por la ventana representa la humanidad, impotente ante todo lo que está contemplando, y que sólo puede gritar. El quinqué y la luz que emite representan la necesidad de informar a todo el mundo de lo que está ocurriendo. Al lado de esta luz existe otra, que parece una lámpara eléctrica encendida, o un sol con forma de ojo, cuya pupila sería una bombilla. Sea un sol o una lámpara, no pueden o no quieren iluminar la escena. Podrían representar el establishment, es decir, La Sociedad de Naciones, la Política de No Intervención, los gobiernos, etc., que lo observan todo, pero distorsionan la verdad de lo que está pasando. El centro del cuadro está ocupado por un caballo herido de muerte, que representaría las víctimas inocentes de una guerra. A la izquierda vemos un toro, con el cuerpo en tensión, observando en todas direcciones, vigilante (consiguiendo esto a través de la técnica del cubismo) y amenazante. Es por eso que se pensó que representaba al ascismo. Bajo el toro aparece una madre que sostiene en brazos a su hijo muerto, representando no el dolor físico, sino el anímico que se tiene al ver sufrir a los seres queridos. 

Entre las cabezas del toro y del caballo se encuentra una paloma, símbolo de la paz. Aparece en un espacio reducido, en el que apenas puede moverse. Además tiene un ala caída, el pico abierto, como gritando. Representa la libertad y la paz oprimidas. El único hombre que aparece es un guerrero que yace muerto delante del cuadro. El guerrero aparece con el brazo cortado y recién decapitado, por lo que está exhalando su último grito de dolor. A diferencia del niño, que muere siendo una víctima pasiva, el guerrero muere
en acto de combate y representaría a los soldados que mueren en lucha por conseguir sus ideales. El brazo aún sostiene una espada rota, en donde también hay una or, símbolo de esperanza.”